Historia de la Fusión Nuclear: Desde los Primeros Experimentos hasta ITER

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La fusión nuclear, ese fenómeno que impulsa el brillo de las estrellas y que promete revolucionar la generación de energía en la Tierra, ha sido objeto de estudio desde hace más de un siglo.

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Si bien el concepto de fusión como fuente de energía apareció en la física teórica del siglo XX, ha sido en las últimas décadas cuando la investigación ha avanzado significativamente con proyectos como el ITER en Francia. Desde los primeros experimentos con hidrógeno hasta los modernos reactores experimentales, la historia de la fusión nuclear está marcada por hitos científicos y tecnológicos que han acercado a la humanidad a la posibilidad de replicar el poder del Sol en la Tierra.

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Descubrimiento de la Fusión Nuclear

El camino hacia la comprensión de la fusión nuclear comenzó en la primera mitad del siglo XX, cuando los físicos intentaban explicar cómo las estrellas generan su energía. En 1920, el astrofísico británico Arthur Eddington sugirió que la fuente de energía del Sol debía ser la conversión de hidrógeno en helio, liberando enormes cantidades de energía en el proceso. Sin embargo, en ese momento no se conocían los detalles precisos del mecanismo.

En 1938, los físicos Hans Bethe y Carl Friedrich von Weizsäcker desarrollaron de manera independiente el modelo del ciclo protón-protón, que explica cómo las estrellas convierten hidrógeno en helio mediante reacciones nucleares. Este descubrimiento les valió el reconocimiento mundial y sentó las bases para los futuros experimentos de fusión controlada en la Tierra.

Primeros Intentos de Fusión Controlada

A medida que la física nuclear avanzaba, los científicos comenzaron a explorar la posibilidad de recrear la fusión en laboratorio. Durante la Segunda Guerra Mundial, los avances en la fisión nuclear llevaron al desarrollo de la bomba atómica, y en los años posteriores, surgió la idea de utilizar la fusión para generar explosiones aún más poderosas, dando origen a la bomba de hidrógeno en la década de 1950.

Sin embargo, mientras la bomba de hidrógeno demostraba la viabilidad de la fusión descontrolada, los científicos buscaban formas de utilizar este principio para la producción estable de energía. En los años 50 y 60, los primeros experimentos con reactores de confinamiento magnético comenzaron a tomar forma. La Unión Soviética desarrolló el primer tokamak, un dispositivo basado en campos magnéticos para contener el plasma caliente, logrando avances significativos en la estabilidad de la reacción.

Desarrollo de los Primeros Reactores de Fusión

Durante las décadas de 1970 y 1980, el interés en la fusión creció con el apoyo de programas de investigación en Estados Unidos, Europa y Japón. Se construyeron reactores experimentales como JET (Joint European Torus) en el Reino Unido, que alcanzó hitos importantes en el confinamiento de plasma y en la producción de energía por fusión.

En paralelo, surgieron proyectos basados en confinamiento inercial, que utilizan potentes láseres para comprimir pequeñas cápsulas de combustible y desencadenar reacciones de fusión. Instituciones como el National Ignition Facility (NIF) en Estados Unidos han trabajado en esta tecnología, logrando avances significativos en los últimos años.

ITER: El Proyecto Más Ambicioso de la Historia

Uno de los hitos más importantes en la historia de la fusión nuclear es la construcción del ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor) en Francia. Este reactor tokamak internacional, que involucra a más de 30 países, busca demostrar la viabilidad de la fusión nuclear como fuente de energía sostenible. Con un diseño capaz de contener plasmas a temperaturas de más de 150 millones de grados Celsius, ITER pretende ser el primer reactor en generar más energía de la que consume, allanando el camino hacia futuras centrales de fusión comercial.

Conclusión

Desde los primeros modelos teóricos hasta los reactores experimentales actuales, la historia de la fusión nuclear ha sido una travesía de descubrimientos científicos y avances tecnológicos. Aunque aún queda un largo camino por recorrer antes de que la fusión se convierta en una fuente de energía comercial, la dedicación de científicos e ingenieros en todo el mundo nos acerca cada vez más a una nueva era energética. ITER y otros proyectos en desarrollo representan la culminación de décadas de esfuerzo, y con cada avance, nos acercamos más a aprovechar la misma energía que alimenta las estrellas para el beneficio de la humanidad.

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