¿De qué color es el sol?

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El Sol es una enorme estrella que podría llegar a albergar más de 100 planetas en su superficie. Su luz nos da vida, calor y mantiene unido a todo el sistema solar.

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Si nos piden que dibujemos un Sol es probable que utilicemos el color amarillo, e incluso que añadamos alguna tonalidad en color naranja o rojizo. Pero este color que capta el ojo humano no es más que un efecto producido entre nuestros ojos y la acción de la atmósfera terrestre.

Para comprobar de qué color es realmente el Sol deberíamos de viajar al espacio.

En el curso “La Misión Solar Orbiter I” podrás unirte a un viaje de descubrimientos sobre el Sol. Aquí te dejamos el capítulo introductorio del curso:

El Sol, una luz compacta de múltiples colores

Más del 99% de la masa de todo el Sistema Solar está en el Sol, es aproximadamente un millón de veces más grande que la Tierra y es nuestra fuente principal de energía. 
Esta enorme esfera de gas está formada principalmente por hidrógeno y helio.

El Sol está formado por diferentes capas. Una de ellas es la fotosfera, conocida como la superficie del Sol. 
La fotosfera es la parte del Sol que podemos observar desde la Tierra y significa esfera de luz por ser la capa que emite la luz visible.

Al observa la luz solar con un prisma, podemos ver que esta se divide en varios colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta. Es decir, todos los colores del espectro pueden verse en la luz solar. El Sol tiene los mismos colores que el arcoíris.

A pesar de ello, y antes de que empieces a pensar que el Sol es multicolor y a darle vueltas a la idea de por qué no lo vemos así, déjame decirte que cuando la luz de todos esos colores se mezcla se obtiene un único color: el blanco.

El sol es de color blanco, pero ¿por qué parece amarillo?

Ahora te estarás preguntando que, si realmente el sol es blanco, ¿por qué nuestros ojos lo perciben de color amarillo?. La razón es sencilla, y como ya te hemos introducido al principio del artículo, se debe a la atmósfera terrestre.

Los colores se diferencian unos de otros por su longitud de onda. El color con longitud de onda más larga es el rojo y según nos desplacemos por la línea espectral, esta longitud irá disminuyendo hasta llegar al violeta, que es el color con longitud de onda más corta de todos.

Al atravesar la luz solar las capas de la atmósfera y la gran cantidad de partículas que se encuentran en ella, los fotones se van distorsionando y la luz se dobla y descompone como si estuviera pasando por un prisma. De este modo, la luz blanca y colores con menor longitud de onda se van perdiendo por el camino. Es por esta razón que a nuestros ojos llegan únicamente los colores con una longitud de onda más larga, como el naranja y el rojo.

Tras esto estarás pensando de nuevo… ¿Entonces por qué veo el Sol amarillo y no lo veo rojo? Vemos este color no porque el color amarillo sea el color con mayor longitud de onda, sino porque los colores con mayor longitud de onda que sí que consiguen llegar atravesando la atmósfera terrestre son el rojo y el naranja. Lo que nuestro ojo ve realmente es una mezcla de esos 2 colores.

Si nos alejáramos de la superficie de la Tierra y viéramos al Sol desde el espacio, todo esto que hemos explicado cobraría aún más sentido ya que recibiríamos la luz solar directamente sin que tuviera que pasar por la atmósfera. En ese momento sí que lo veríamos sin ninguna duda completamente blanco.

¿Por qué en los atardeceres el Sol es más naranja?

En determinados momentos del día el Sol se vuelve más rojizo y el cielo va cambiando de color hacia un color más anaranjado y carmesí, principalmente en amanecer y el atardecer.

Este fenómeno es conocido como dispersión de Rayleigh y explica cómo, según el ángulo con el que lleguen los rayos de Sol a la superficie de la Tierra, la tonalidad irá variando.

Cuando el Sol sale y se pone son los momentos en los que está más cercano al horizonte y tiene que atravesar un mayor número de partículas hasta llegar a la superficie terrestre ya que su posición es más alejada. En este camino el número de colores con longitud de onda corta que se pierde es aún mayor, cobrando más importancia los colores de longitud de onda larga y dando al Sol ese color rojizo que percibimos.

¿El color del Sol siempre ha sido y será el mismo?

El Sol nació con el resto del Sistema Solar hace aproximadamente unos 4.500 millones de años. Se formó en una nube molecular que empezó a colapsar por su propia gravedad, seguramente perturbada por algún factor externo. Dentro de esa nube, los materiales comenzaron a juntarse y formaron una protoestrella que fue evolucionando mediante una serie de reacciones nucleares en cadena hasta crear el Sol.

Un estudio realizado por Kelvin Helmholtz a principios del S.XIX indicaba que el radio del Sol hace cientos de millones de años debería ser superior al radio de la órbita de la Tierra. Este mismo estudio indicó también que el colapso de la nube que dio origen al Sol no podía ser anterior a hace 2,5 millones de años.
Hay que destacar que, aunque la contracción de Helmholtz está descartada como generador de energía en el Sol, hay razones para pensar que es mecanismo principal de emisión electromagnética de las estrellas o protoestrellas.

El ciclo de vida del Sol sigue siendo a día de hoy objeto de estudio. 

Gracias al último inventario de la misión Gaia, misión de la Agencia Espacial Europea (ESA), podemos saber a ciencia cierta que el Sol ha recorrido ya más de un tercio de su vida.

Para realizar este sondeo estelar, en la misión Gaia se basan en 3 aspectos principales para ir dibujando una aproximación del ciclo de vida del Sol: masa, tamaño y temperatura.

En base a estos 3 factores principales están observando estrellas que, al tener masas similares, podrían ser comparables con el Sol y darnos una idea de cómo será su ciclo de vida.
Conforme una estrella avanza en su ciclo de vida va ganando luminosidad y su temperatura tiene el comportamiento de una U invertida, va ganando temperatura para después enfriarse de manera paulatina.

El Sol tiene unos 4.570 millones de años actualmente y seguirá más o menos como está hasta los 8.000 millones de años. A partir de este momento su temperatura irá aumentando hasta alcanzar un máximo y se convertirá en una gigante roja, aproximadamente entre los 10.000 y 11.000 millones de años.
Tras ese momento, su temperatura comenzará a descender hasta convertirse en una enana blanca.

Este ciclo de vida del Sol afectará inevitablemente al ciclo de vida de la Tierra. Al convertirse en una gigante roja, el Sol aumentará su tamaño “llevándose por medio” a todos los planetas que se encuentran entre el Sol y la Tierra.

Que el Sol tiene fecha de caducidad no es algo nuevo para los científicos, que son conscientes de que la vida de las estrellas no es algo eterno.
Por suerte aún podemos disfrutar de aproximadamente otros 5.000 millones de años (si es que la Tierra sigue existiendo) antes de que se agote su combustible y empecemos a notar estos cambios.

¿Tienes curiosidad por conocer más detalles acerca del Sol, sus características y su ciclo de vida? En Amautas tenemos un curso dedicado únicamente a esta gran estrella que puedes disfrutar al completo titulado “La Misión Solar Orbiter I“.

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